El viernes santo es un día en el que los católicos devotos no comen carne roja, esto se debe a que, para esta religión, Jesús sacrificó su propio cuerpo en este día. Por eso, el pescado se ha convertido en la comida por excelencia para degustar en un día como hoy.
La iglesia decretó que la carne de animales de sangre caliente no debía ser comida los viernes, especialmente en cuaresma y Semana Santa.
Además, el pez es un símbolo que han utilizado los devotos para identificarse desde los inicios del cristianismo.
En los tiempos de Jesús el pescado era un bien de fácil acceso, considerando que pescar era mucho más sencillo y rápido que criar ganado, pero hoy en día para muchos practicantes de la religión puede ser un manjar complicado de obtener. Fue por eso que en la década de los 60 el Papa modificó las indicaciones de la iglesia para tomar en cuenta las posibilidades económicas de los feligreses, convirtiendo el pescado en una sugerencia más que una obligación para los alimentos del viernes santo.
Para los católicos más que la tradición de abstinencia de comer carne, la iglesia llama a no solo “privarnos de carne sino de otros manjares exquisitos”, como la comida rápida, los dulces y otras opciones placenteras, como una manera de acompañar a Jesús en el camino de la cruz hacia el domingo de Resurrección.