La tarea era diseñar una app que resolviera un problema social, al inicio la idea era evitar la muerte de cuna, pero con la pandemia, enfocaron el proyecto a un oxímetro inteligente y así contribuir a evitar las muertes por hipoxia ocasionada por covid-19, cuenta a MILENIO, Citlali, de 17 años.
Con el avance de la pandemia, avanzó también el proyecto que evolucionó de un simple oxímetro que leyera la saturación y el ritmo cardiaco a un dispositivo conectado a una mascarilla vía bluetooth y a una app móvil donde se almacenan los resultados.
Cuando el nivel de oxígeno en sangre baja de los 60 milímetros de mercurio (mm Hg), el oxímetro lanza una alerta al médico tratante o a la persona que se haya elegido como contacto.
Kanan “también tiene geolocalización, por lo que también muestra cuáles son los hospitales Covid más cercanos”, añade Natalia, de 18 años. Su mentora, la profesora Mónica Elizabeth Jiménez dice que “dentro de la materia, los chicos siempre sorprenden porque tienen ideas muy radicales, incluso casi imposibles de hacer”.
Jiménez cuenta que un martes antes de irse al encierro definitivo, muchos alumnos decidieron migrar sus proyectos a solucionar problemáticas relacionadas con el Covid-19, por ejemplo, a falta de respiradores, las alumnas trabajaron en este proyecto enfocado en la hipoxia silenciosa.
“Fue una locura, eran las dos de la mañana y seguían trabajando conectadas a distancia”, afirma Jiménez.