Opinión

La pobreza es un asunto distributivo

Cuando hablamos de pobreza nos referimos a la situación en la que una persona no cuenta con los recursos materiales considerados como el mínimo indispensable para desarrollarse de forma plena en una sociedad. 

Por: Luis Ángel Monroy-Gómez-Franco

Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos

Cuando hablamos de pobreza nos referimos a la situación en la que una persona no cuenta con los recursos materiales considerados como el mínimo indispensable para desarrollarse de forma plena en una sociedad. En el caso mexicano, por ejemplo, cerca de 41 % de la población en 2018 vivía en esta situación, a la par que 48 % de la población tenía un ingreso menor al considerado necesario para adquirir una canasta básica de bienes y servicios.

Esas cifras resaltan la urgencia de poner el tema de los determinantes de la pobreza sobre la mesa, con el fin de identificar la forma en que menos personas se encuentren en esa situación. Sin embargo, la discusión pública hoy parece estar centrada más en la desigualdad que en la pobreza. Para algunos, esto es nocivo por ser un reflejo de emociones nefarias. También hay quien considera al énfasis en la desigualdad como una ociosidad o como una distracción de lo verdaderamente importante: la pobreza. Este breve ensayo va dirigido a este último grupo, con el fin de explicar por qué, aunque no sea del todo evidente, hablar sobre la distribución de recursos en una sociedad es hablar sobre la pobreza.

Algo que a veces se pasa por alto es que las explicaciones que damos al porqué una persona es pobre usualmente se refieren a su capacidad para generar ingresos. Estas explicaciones parten de que el pobre carece de “algo” que el no pobre sí tiene y que le permite generar los recursos para vivir fuera de la pobreza. El “algo” usualmente se refiere al “capital humano”: educación, salud, habilidades socioemocionales y cognitivas. No obstante, si el monto de capital humano explica la diferencia de recursos entre alguien pobre y alguien no pobre, lo lógico es que también explique por qué una persona tiene más ingresos que otra, incluso cuando las dos no sean pobres. Es decir, lo que originalmente era nuestra teoría sobre por qué una persona es pobre es en realidad una teoría sobre los determinantes de la distribución de ingresos en la sociedad

Si seguimos este camino, eventualmente llegaremos al punto en que nuestra teoría de la determinación de ingreso basada en el capital humano deje de explicar todo lo que vemos en la realidad. Por tanto, habrá casos en donde personas con el mismo capital humano ganen diferentes salarios sólo por el hecho de tener un tono de piel diferente o ser de sexo diferente. O notaremos que hay grupos de la sociedad que sistemáticamente logran acumular menos capital humano que el resto, estando en desventaja. O habrá casos en donde sistemáticamente los miembros de una familia estén entre los de mayor ingreso de la sociedad, incluso cuando no exista una ley que dicte esto.

El papel de estos factores, que llamaremos institucionales, en la determinación de la distribución se vuelven evidentes cuando nuestro principal sospechoso, el capital humano, deja de acaparar los reflectores. Eso nos obliga a repensar el papel que estos elementos institucionales juegan no sólo en la determinación de las diferencias entre los no pobres, sino también en la delimitación de la frontera entre pobre y no pobre.

Dado que las personas en pobreza no son intrínsecamente diferentes a los no pobres, los factores que inciden en la determinación de los recursos de unos, inciden también en la de los otros, si bien en diferentes proporciones. Enfocarse sólo en la pobreza hace que algunos de estos factores resalten más que otros, aun cuando todos estén operando a la vez. Ver la distribución en su conjunto permite una mejor identificación de los factores que determinan las distancias entre cada una de las posiciones, incluida la frontera entre pobres y no pobres.

En ese sentido, analizar la forma en que se distribuyen los recursos de una sociedad, enfatizando los mecanismos que generan diferencias persistentes, permite entender de mejor forma los mecanismos que generan la persistencia de la pobreza. No son fenómenos desligados sino que la pobreza es una parte del elemento más general que es la distribución de recursos en una sociedad. Comprender de mejor forma este fenómeno como buscaban por ejemplo los economistas clásicos, permitirá diseñar mejores estrategias para garantizar que nadie viva en pobreza en un futuro.

 

Luis Ángel Monroy-Gómez-Franco
Estudiante del doctorado en economía del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.

Redacción

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