Escribe Carlos Puig
Algunos eventos de los últimos días: El jueves de la semana pasada, mientras recorrían una zona rural en el municipio de Coatepec Harinas, Estado de México, 13 policías y agentes de investigación del estado fueron emboscados y asesinados.
Los cuerpos quedaron amontonados en alguna calle al lado de los vehículos en los que viajaban. En la carretera que lleva al destino turístico de Guayabitos, en Nayarit, cerca de Puerto Vallarta, un enfrentamiento a plena luz del día entre fuerzas federales y elementos de la delincuencia organizada deja heridos y, hasta donde sabemos, algunos detenidos.
En Guanajuato, tres elementos de la Fiscalía General de la República fueron ejecutados y sus cuerpos abandonados en la camioneta en la que viajaban, y el mismo día tres personas fueron asesinadas en un hotel. El sábado, en Ocotlán de Morelos, Oaxaca, la aspirante a la presidencia municipal por el PAN, Ivonne Gallegos, fue asesinada.
Murió también quien conducía el auto en el que viajaba. La violencia y las elecciones suman una víctima más en una temporada que acumula récords y apenas comienza, anunciando una primavera llena de muerte. Como sucede hace muchos años, la prensa y las autoridades nos llenaron de nombres: que si los Rojos, que si los Unidos, que si los Nueva Generación, que si la Familia… nombres que de tanto repetirlos ya no dicen nada.
Como si fueran fuerzas extraterrestres que causan muerte. Y nada cambia. La semana pasada el general Glen VanHerk, jefe del Comando Norte de EU, dijo que “las organizaciones criminales transnacionales que operan con regularidad en áreas sin gobierno, de 30 a 35 por ciento de México, es lo que está creando algunas de las cosas que enfrentamos en la frontera (norte)”.
¿Cómo lo midió? ¿Qué zonas son esas? Vaya usted a saber. Decir por decir. En eso llevamos años. El presidente López Obrador le respondió: “No es cierto lo que se sostiene, pero respetamos las opiniones de todos. Vamos a tener buenas relaciones con el gobierno de EU.
No nos vamos a pelear y el respeto al derecho ajeno es la paz”. ¿Y cómo sabemos que “no es cierto”? ¿Cómo se mide? Los homicidios, las masacres se siguen acumulando. La estrategia sigue siendo la misma que hace 15 años. Las palabras también.