La segunda dosis no y no

Gil hizo a un lado el mullido sillón y leyó la noticia en su periódico La Razón: “Menos de 5 minutos bastaron para que el presidente Liópez Obrador recibiera la primera dosis de la vacuna AstraZeneca como ejemplo para los adultos mayores que rehúsan recibirla: ‘no duele y no representa un riesgo para la salud (…) no dolió, tiene unas manos muy suaves’”. El doctor Alcocer le cargaba su saco al Presidente y ya luego se lo dio y él se lo puso.

Por cierto, según la nota de Sergio Ramírez de su periódico La Razón: “El Presidente busca poner el ejemplo para quienes rechazan recibirla, pero descarta recibir una segunda dosis: ‘con esta basta’”. Gil perdió el control: ¿por qué, por qué, por qué, por qué y por qué? ¿Una sola dosis? ¿Y la segunda? ¿Y el ejemplo para el pueblo bueno? Dios de bondad. ¿Qué hacer con la necedad? Nada, si se trata del Presidente, nada.

Monreal

Una nota de Adriana Luna en su periódico El Heraldo informa que “es obligada la reforma electoral en México, sostuvo el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, de visita en Guadalajara para presentar su libro Nulidades y procedimientos sancionadores en materia electoral”. Anjá, gran título. No dejen de escribir, que además lo hacen muy, muy bien sus escritores fantasmas. La prosa de Monreal fluye como el agua del río.

“Es inminente, inevitable, un análisis detallado del sistema electoral y sus órganos, tanto en la Cámara de Diputados como de Senadores. Pasando el 6 de junio, se requerirá realizar una transformación legal, legislativa, formal”. Ah,  Monreal, a esto se le llama  buscar en la basura: “Hay abusos de algunos órganos electorales al violar el derecho a participar pacíficamente en procesos democráticos. Se aplican sanciones desproporcionadas a la falta. No puede ser que por una firma se eliminen planillas completas. No puede ser que por el gasto desproporcionado de 14 mil pesos, se cancelen registros. La justicia electoral tiene que ser proporcional sin que haya impunidad para quienes violan las leyes”.

No dejen de escribir, que además lo hacen muy, muy bien sus escritores fantasmas​

Ah, Monreal, aquellos tiempos en que le llamaba al ex presidente Salinas Presidente. En la basura uno se encuentra de todo. Ah, la  memoria. Y los sueños: en una casa del sur de la ciudad, Monreal esperaba ansiosamente al ex presidente Salinas para sentarse a cenar. Y cuando llegó le dijo: Presidente ¡qué honor! Así son los sueños, decia Freud, realización de los deseos. Ah, que Monreal, ¿se acuerda de ese sueño?

Así las casas (muletilla patrocinada por Bartlett Chu-chu-chu), Monreal insistió en que “la legislación deberá garantizar que órganos electorales no abusen y no se excedan en su función al grado de sustituir al órgano legislativo formal. Es necesario mayor puntualización legislativa para no permitir interpretaciones, amplias, groseras y violatorias del principio de legalidad (…) otro de los puntos que deben ser regulados es el uso de redes sociales y su impacto en la contienda electoral”. Ah Monte Real, felicidades. Vamos bien. ¿Se acuerda de esa noche con Salinas? Perdón, de ese sueño.

Luismi

Sí, la vida pública reclama a Gamés, pero cómo acometer esos temas si Luis Miguel busca a su madre, ¿usted no la buscaría, Monreal? Gil vio a un Luismi  embarnecido, con un oído jodido, con una vida destruida y sólo 90 millones de dólares en el banco. ¿Les parece poca esta desgracia?  Gilga tiene su dinero de él, pero no es lo mismo.

Diego Boneta como Luismi lo ha hecho de forma inmejorable, pero, ¿dónde está la mamá de Luismi? Por cierto, ¿El Sol tuvo romance con Lucerito? Perdón, pero (pe-pe) Gamés lo ignora. Pregunta: Luismi, ¿no se metía coca? La serie, de buena factura, nunca toma al Sol metiéndose una línea. Ah, el yate: bellas chicas bebiendo champaña, besándose con Luismi y sus amigotes. Qué yate. Gilga sigue esta tragedia griega que seguirá el próximo domingo. Gil se encuentra ansioso.

Todo es muy raro, caracho, como diría Quevedo: “El ánimo que piensa en lo que puede temer, empieza a temer en lo que puede pensar”.​

Gil Gamés

gil.games@milenio.com