El equinoccio de primavera es la oportunidad perfecta para recargarte de energía y para conocer algunas de las zonas arqueológicas de la República Mexicana.
Aquí te contamos cuáles son las favoritas para recibir la primavera:
Chichén Itzá, Yucatán: declarado como patrimonio de la Humanidad por la Unesco y una de las Maravillas del Mundo. Su nombre en maya significa “boca del pozo de los itzaes”. Hace alusión tanto a sus fundadores —los itzaes—, como al cenote sagrado, considerado como una puerta de entrada al inframundo. Dentro de esta área arquitectónica también se puede presenciar el espectáculo de video mapping “Noches de Kukulkán”, el cual recrea el juego de luces y sombras que ocurre en cada equinoccio en la escalinata de la pirámide conocida como El Castillo.
Tulum, Quintana Roo: esta zona es digna de una postal, con vestigios de una ciudad amurallada frente al mar Caribe. Fue un importante puerto y centro religioso. Parte de su atractivo reside en el excelente estado de conservación de sus edificaciones.
Teotihuacán, Estado de México: fue una de las urbes del mundo antiguo más grandes, multiétnicas y bien planificadas. Llegó a tener 20 kilómetros cuadrados de extensión y más de 100 mil habitantes. Los basamentos piramidales como los del Sol y la Luna, o el Templo de Quetzalcóatl, emulan las montañas circundantes y atestiguan su grandeza. Podrás admirar esta zona desde las alturas, a través de los paseos en globos aerostáticos.
Palenque, Chiapas: es la capital de una poderosa dinastía maya que dominó del norte de Chiapas al sur de Tabasco. Su comparación con Egipto es inevitable debido a que, en general, las pirámides mesoamericanas no fungían como tumbas de sus gobernantes, pero Palenque es la excepción. Su Templo de las Inscripciones fue concebido para sepultar los restos del rey Pakal. Haz una parada en el Museo de Sitio Alberto Ruz L’Huiller para contemplar la réplica de la cámara funeraria y el sarcófago de Pakal.
Monte Albán, Oaxaca: la ciudad mesoamericana más longeva, y una de las más antiguas (hace 2,500 años). Ejerció el dominio, por al menos 13 siglos, de los pueblos que hoy ocupan el territorio de Oaxaca. Sus 11 palacios y templos reflejan influencias de las culturas olmeca, teotihuacana, zapoteca y mixteca.
Uxmal, Yucatán: fue la ciudad más importante de la región Puuc, impulsora de un estilo arquitectónico inconfundible. Construcciones de varios pisos, con escalinatas interrumpidas por bóvedas o semibóvedas y ornamentadas con mascarones de Chaac, dios de la lluvia. Sus edificios son de los más bellos del área maya, como la Casa del Adivino, el Cuadrángulo de las Monjas y el Palacio del Gobernador.
Cholula, Puebla: es hogar de la Gran Pirámide de Cholula, dedicada a Tláloc. A simple vista, pasaría por un montículo natural coronado con un santuario dedicado a la Virgen de los Remedios. No obstante, se trata del basamento piramidal más grande de Mesoamérica. Tiene 450 metros por lado y 60 metros de altura.