Cuando los vecinos de un barrio del distrito madrileño Chamberí escucharon los gritos de dos niños que pedían ayuda llamaron a la policía. Cuando entraron a la vivienda se encontraron algo que no esperaban: un altar preparado para un ritual satánico.
La santera resultó ser la abuela, quien amenazaba a los niños y a su nuera si no salían del cuarto en el que estaban escondidos. “Si no salís, el mal os va a matar”.
Los agentes encontraron en el altar ocho vasos de cristal, dos tazas y una copa más grandes, como si se fuera a servir una cena familiar y todos los difuntos estuvieran invitados. En la cabecera había una foto de uno de los fallecidos frente a un cuenco con plumas y cuernos de animales. También había collares y una calabaza encima de un plato. En el suelo encontraron hojas con los versos que la santera debía leer en el ritual para llamar a los invitados.
En la casa de la familia venezolana se encontraban la abuela tiene 48 años, la nuera 35 y los nietos, 10 y 11 años. “Cuando comenzó a preparar todo, los niños se asustaron y ella intentó agredirlos. Se refugiaron en la habitación y ahí los amenazó de muerte”, explicó una portavoz de la Policía.
En Venezuela, la santería, el espiritismo y el vudú son costumbres arraigadas en algunas zonas. Existe incluso en Caracas una vía conocida como el callejón de los brujos, en la que operan diferentes chamanes y santeros y que ofrecen sesiones de curación o de contacto con los difuntos.