Por Clara Scherer
Ofrecer tarjetas a cambio de votos, además de probable infracción electoral, es una de las declaraciones más cínicas con las que se puede golpear a una población. Todas se ofrecen “sólo para mujeres”, reconociendo con ello que son ellas las más pobres. Y lo que ofrecen son migajitas, que por supuesto no las redimirá de la terrible situación que viven cotidianamente. Pero, ya lo dice Amelia Valcárcel con meridiana claridad: “a las mujeres, en general, se las ha privado de casi todo, casi todo el tiempo; así que, lamentablemente, cuando se les ofrece algo, por pequeño que sea, lo aceptan gustosas y hasta lo agradecen”.
Las promesas de campaña de todos los partidos, además de vergonzosas por carecer hasta de la lógica más elemental, intentan convencer a las mujeres de que por fin se harán realidad las obligaciones del Estado para con ellas: Vida libre de violencia, educación inicial, trabajo formal y decente, atención médica gratuita y de calidad. No deberían ser promesas, sino realidades que ningún partido ha cumplido y que la sociedad debiera exigir.
En otro extremo, se ubican promesas inconcebibles ¿para las mujeres?: incrementar el tamaño de los senos, con lo que serán felices. Y no falta la de “proteger a las mujeres”, olvidando que lo absolutamente necesario, es reeducar tanto a los hombres como a la sociedad, y lo que urge proteger son los derechos de todas y todos.
Como bien dice Arussi Unda, vocera de Las Brujas del Mar:
“El panorama es desolador, estas elecciones son patéticas en todos los sentidos. La manera en que las y los candidatos, candidatas, hacen campaña es completamente arcaica y es una muestra más de misoginia, pues instrumentalizan la lucha de las mujeres. Vemos políticos agresores y partidos que hacen la vista gorda se nombran feministas”. Y tétrico será el futuro para Guerrero, si logra vencer la deplorable Torita.
Algo que hay que destacar. Llegarán más gobernadoras y éste es otro triunfo de las feministas. Esperamos que todas ellas asuman que tienen un compromiso histórico con su género, pues gracias a otras llegaron y por ello, deben hacer más por las que vienen, niñas, adolescentes, jóvenes, que les ha tocado una de las partes más fatídicas de la epidemia. De cualquier manera, el simple hecho de que lleguen hará que la percepción nacional lo consigne y se asuma que las mujeres sí pueden gobernar (igual de bien o mal que ellos, eso es otro cuento).
Esas gobernadoras ya cuentan con hoja de ruta. La Cámara de Diputados aprobó, recientemente, la creación de un Sistema Nacional de Cuidados. Falta que pase en el Senado. Pero las gobernadoras podrán ponerlo en marcha en sus respectivas entidades. Eso sí que cambiará la vida de las mujeres que viven en situación de pobreza, permitiéndoles desarrollarse con dignidad. Y mejorará las relaciones entre ellas y ellos.
Recordar a Griselda Álvarez, gobernadora feminista y poeta: “Te dan sencillo más te exigen doble, /sangras ante la ley cada conquista, /en la maternidad, sustancia noble, /gigante siempre, aunque el dolor embista, /por fuera suave, muy adentro roble, /pero te hacen, a golpes, ¡feminista!
Y también, seguro, habrá más presidentas municipales, de quienes, según Inmujeres: “resulta altamente significativa la escolaridad de las presidentas municipales, quienes en su mayoría han realizado estudios superiores de licenciatura y posgrado (69%), frente a la mitad de los hombres que han alcanzado este nivel de estudios”.
http://estadistica.inmujeres.gob.mx/myhpdf/183_.pdf
Increíble parece hoy que la primera presidenta municipal en México y en América Latina fuera Aurora Mesa Andraca, en Chilpancingo, en 1936, calificada: excelente. Las, en ocasiones, muy tristes vueltas que da la historia. ¡A votar!
Premio Raquel Berman: http://www.diputados.gob.mx/Raquel/index.html