El director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, Robert R. Redfield, aseguró en un comentario editorial publicado en la revista Journal of the American Medical Association, que el uso generalizado y universal del cubrebocas la pandemia de coronavirus estará controlada en menos de ocho semanas.
«Si todo el mundo se pusiera cubrebocas en este instante, la pandemia podría estar bajo control entre cuatro y ocho semanas», añadió Redfield en una entrevista otorgada al Jornal of the American Medical Association.
El experto aseguró que el enmascaramiento universal de empleados en el sector salud y los pacientes pueden ayudar a reducir la transmisión de las infecciones graves por el coronavirus, de acuerdo con datos recabados en marzo pasado en la red de hospitales Mass General Brigham en Massachusetts con más de 75 mil empleados.
El estudio comprobó que el uso generalizado de cubrebocas, junto a otras medidas en los centros médicos, redujo la positividad de las pruebas de coronavirus en un 3.2 por ciento en una semana, pasando del 14.7 al 11.5 por ciento, con un disminución de 0.49 por ciento por día, mientras que sin ello, se registraban aumentos de hasta 1.16 por ciento diarios en la capacidad de transmisión.
El informe subraya que, pese a que siguió aumentando el número de contagios en Massachusetts durante el periodo de estudio (del 1 de marzo al 30 de abril), la tasa de transmisión disminuyó en el público general, respaldando el enmascaramiento universal «como parte de una estrategia de reducción de infecciones de múltiples niveles en entornos de atención médica».
Reiteró que cubrir la boca y la nariz con materiales filtrantes tiene dos propósitos: la protección personal contra la inhalación de patógenos y partículas dañinas, y un mayor control de la fuente para evitar exponerse a otros a microbios infecciosos que pueden ser expulsados durante la respiración.
Redfield recalcó que «probablemente las personas se sientan seguras sin usarlas cuando maneja, camina o trota en una ruta sin multitudes. Pero cuando las personas eligen salir o deben estar cerca de otras personas en público, una cubierta facial de tela puede ayudar a reducir la propagación del coronavirus de personas asintomáticas u otras».
Redfield reiteró que la población no está indefensos contra el virus y que las herramientas más poderosas para controlar la pandemia son el buen lavado de manos, el distanciamiento social y la protección del rostro, y que el estudio publicado por la misma revista proporciona evidencia sobre «la práctica oportuna y convincente de que cubrirse la cara en forma comunitaria es otro medio para ayudar a controlar la crisis de covid-19».
Finalizó que las personas pueden aprovechar al máximo su uso si «los funcionarios y líderes de salud pública aseguran que el público entienda claramente cuándo y cómo usar las cubiertas de tela de manera adecuada» así como «continuar construyendo la base de evidencia para su efectividad» y la necesidad de «mensajes consistentes, claros y atractivos que normalicen el enmascaramiento de la comunidad».
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