El World Press Photo ya anunció el premio a la fotografía del año, y por primera vez en los 67 años de historia de este concurso, no aparece ninguna persona en la instantánea. La creadora de la imagen ganadora es la canadiense Amber Bracken, quien captó las tumbas de niños indígenas de los internados de Canadá. Es la quinta mujer en la historia que recibe este reconocimiento.
El trabajo publicado inicialmente en el New York Times invita a reflexionar sobre “los efectos devastadores de la colonización y la importancia de preservar el conocimiento indígena”.
Otra mujer que también fue premiada en este concurso en la categoría de Formato Abierto fue a Isadora Romero por La sangre es una semilla, con el que la ecuatoriana «aborda las consecuencias de la colonización, la erradicación de la cultura y la pérdida del patrimonio, al tiempo que recupera las prácticas agrícolas tradicionales en un acto de resistencia”.
La presidenta del jurado mundial, Rena Effendi, ha explicado que esta imagen y el resto de las fotos premiadas “rinden homenaje al pasado mientras habitan el presente y miran hacia el futuro”.