Gerardo ‘N’, de 30 años, escapó el miércoles del hospital psiquiátrico de Monterrey, Nuevo León. Y avanzó por 7.5 kilómetros por el drenaje pese a no tener la mano derecha y varios dedos de un pie.
Mario Contreras escuchó una voz que venía de la alcantarilla —frente a su casa— y descubrió a un hombre atrapado.
“Estaba dormido junto a la ventana y oí que gritaban “¡Auxilio!” Desperté, pero pensaba que era en la casa de enfrente; luego mi esposa y yo vimos que venía de la alcantarilla.”
El matrimonio solicitó apoyo a vecinos para levantar la tapa de concreto. Con sorpresa vieron que abajo, con los pies en el agua, entre olores nauseabundos, estaba Gerardo, quien aparte de auxilio pedía comida.
Doña Carmen hizo tacos de papa con carne deshebrada que Gerardo devoró.
“Se miraba cansado, con hambre, se notaba bien fregado”, dijo.
Empleados de Agua y Drenaje de Monterrey no se explican por qué no se intoxicó con los gases de las tuberías.
La última vez que se vio a Gerardo el miércoles fue cuando se arrojó al canalón del arroyo Topo Chico.
Tomada de MILENIO, FRANCISCO ZÚÑIGA ESQUIVEL