Por Carlos Puig
El asesinato de Abel Murrieta, candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Cajeme, es apenas el más más reciente y tal vez más visible acto de violencia en este periodo electoral. Difícilmente será el último.
La fiscalía del estado ha anunciado, como hacen todas las fiscalías cuando esto pasa con personajes públicos, que ha abierto líneas de investigación, la mesa de seguridad del estado ha dicho respaldar esas mesas, bla, bla, bla. Más de una docena de candidatos asesinados, un par de cientos amenazados y aún quedan tres semanas clave antes de la elección.
El gobierno federal ha aceptado el tamaño del reto, pero apenas y alcanza para emitir una serie de buenas intenciones y proteger a medio centenar de candidatos que han recibido amenazas.
“La Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Seguridad Ciudadana y otras estamos trabajando en conjunto con los gobiernos locales en su favor. Para atajar los embates del crimen, tienen que ayudarnos poniendo la denuncia correspondiente, porque el crimen organizado y el de cuello blanco no doblegarán la democracia de ninguna manera”, dijo hace un par de semanas la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, en la conferencia matutina de Palacio Nacional.
También hace unas semanas, el gobierno no quedó muy contento cuando el ex embajador estadunidense mencionó el porcentaje de territorio que, según él, es controlado por el crimen organizado. Vaya usted a saber si hay manera de poner un número exacto, pero lo que estamos viviendo hoy es esa disputa…a balazos.
La decena de estados que concentran la mayor violencia son aquellos donde mandan los criminales y donde quieren seguir mandando. Desde hace años saben lo importante que es controlar alcaldías y partes de los congresos estatales para seguir con su negocio. En muchos de ellos, por complicidad o con amenazas, ellos mandan.
Y es ahí que la estrategia federal tiene poco qué hacer y, al contrario, los recortes a los recursos para los municipios caen como anillo al dedo a las bandas criminales. No hay Guardia Nacional que alcance para controlar ese territorio ni para terminar la violencia. La disputa electoral en esos territorios se da mucho antes que los ciudadanos acudamos un domingo a las urnas. Y a juzgar por lo que hemos visto, unos ya ganaron. Otra vez.
@puigcarlos