Desde el lunes pasado, dos helicópteros del Ejército Mexicano fumigaron cientos de hectáreas de amapola de los pueblos ubicados en la zona de la sierra de Chilpancingo, “tan solo aquí en esta zona del poblado de San Vicente, nos destruyeron más de 50 hectáreas”, denunció Eduardo N, campesino de esta comunidad.
San Vicente es un poblado enclavado en la parte media de la sierra de Chilpancingo y cuenta con dos mil habitantes que en su mayoría se dedican a la siembra de amapola para sobrevivir. Pese a los daños que causó el huracán Manuel, en 2013, fue reubicado tras ser declarado como zona de riesgo, se encuentra en la misma situación de pobreza y total abandono.
Entrevistado en las inmediaciones de un plantío de amapola, Eduardo señaló que, además de San Vicente, “también los helicópteros militares fumigaron plantíos de amapola en las comunidades vecinas de El Fresno Xocomamatlán, Huacalapa, Chautipan, por mencionar algunos, pero realmente es en toda esta sierra del municipio de Chilpancingo”.
El campesino amapolero invitó al presidente Andrés Manuel López Obrador, a que visite la sierra de Chilpancingo “para que vea como nos tienen abandonados, porque no somos malos, el dinero que obtenemos lo utilizamos para educar a nuestros hijos, para curarlos cuando se enferman, y en general porque es la única manera de mantener a nuestras familias, aquí no hay trabajo”.
Reconoció que el precio de la goma de opio producto de la amapola ya es muy bajo “el kilo se cotiza entre cinco y seis mil pesos; y si es de riego llega a costar hasta 10 mil pesos; pero en otros lugares de la entidad, llega a pagarse hasta en 13 mil a 15 mil pesos por kilo”.
Eduardo N insistió en que van a continuar sembrando amapola: “aquí casi nunca han llegado cosas, o apoyos a nuestra comunidad, somos olvidados en educación, en salud, y en obras; no hemos visto que lleguen los apoyos a nuestra comunidad, ¿cómo va a crecer nuestra comunidad, ¿cómo nuestros hijos van a van a superarse en estudios, si no contamos con escuelas?; no contamos con internet gratis, con recursos materiales que el gobierno debe darle a nuestros a nuestros hijos”.
Luego nos dicen manden a sus hijos a estudiar “váyanse a la ciudad; y cómo nos vamos a la ciudad, con qué. Podemos mandarlos un mes con lo poco que tengamos; pero se termina el mes, y qué es lo que hacemos nosotros, pues se regresan nuestros hijos, ya no nos alcanza. Hemos visto que aquí nadie sale profesional, porque falta la economía”.
Dan becas, “pero pues en la ciudad no nos alcanza una beca para seguir estudiando. El dinero de la amapola lo ocupamos para la educación, la salud, y para todo lo que se necesita; lo que ocupan las amas de casa, para preparar los alimentos a nuestros hijos”.
Por eso le pedimos a AMLO que nos dejara nuestros trabajos, “para seguir sobreviviendo, para poderle seguir dando más educación a nuestros hijos, que ya no vengan a fumigar (los plantíos), que se olvidaran de eso, que nos dejen trabajar”.
Ustedes vieron el camino “está en mal estado, más en tiempos de lluvia, aquí de donde estamos hay derrumbes; vean las viviendas en mal estado, y así es desde que me empiezo a acordar que vivo en esta comunidad, no he visto mejorías”.
Cuando pasaron los huracanes Ingrid y Manuel, “venía mucha gente, mucha gente de gobierno a prometernos que nos iban a reubicar; aquí trajeron topógrafos, que hicieron estudios a la zona, y salió que estaba en mal estado, estábamos en riesgo, y seguimos estando en riesgo en nuestra comunidad”.
Nosotros no tenemos empleos, “no tenemos donde buscar trabajo, no contamos con recursos, ni apoyos del gobierno, no contamos con nada. Tenemos, buscamos la forma de cómo sobrevivir, y cómo sostener a nuestras familias. Nosotros nos mantenemos, y sobrevivimos de la amapola”.
No nos da vergüenza decir que sobrevivimos de la amapola como muchos pueblos, “pero hablo de mi comunidad, de mi gente, de San Vicente, que de eso vive; de eso mantenemos, a nuestra familia: de la amapola”.
Desde el lunes “nos mandan sus helicópteros a destruir los plantíos; pero el gobierno se olvida de darnos apoyos; se olvida de la educación, se olvida de todo; pero nunca se olvida de que nos va a mandar destruir los plantíos. Nuestro único sustento que tenemos que es la amapola. De ahí sobrevivimos, de ahí nos mantenemos, de ahí salvamos vidas, porque aquí no hay centro de salud no, no hay medicamentos, no hay nada. Bajamos a Chilpancingo, un hospital privado”.
Tiene tres días, que (el Ejército) está destruyendo todo: “es todo lo que tenemos, nuestros plantíos de amapola, y nos los destruye: ¿por qué hace eso?; quisiéramos saber ¿por qué hace eso?, si nosotros de eso sobrevivimos”.
